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LA RUE DE L'AMOUR

Aún recuerdo aquella tarde, de aquel día, en aquel lugar…

Ya habían pasado cinco años, tres meses y once días, desde entonces, jamás volví a cruzar esa calle.

Todo empezó la tarde del veintiséis de septiembre, el Sol recaía en París.

Era otoño, llegaba tarde al trabajo así que decidí atajar, pero entonces le vi a él, en el rincón…nuestro rincón.

De repente recordé a dónde me dirigía y continué mi camino. A la mañana siguiente volví a pasar por ahí, pero esta vez me entretuve al darle una limosna. Así durante trescientos días y una noche…

Había Luna llena, decidí ir a visitarle. Ahí estaba. Le tendí la mano y paseamos por las calles de París.

Le acompañé al lugar donde él solía “vivir” y un beso nos despidió.

Al día siguiente volví a visitarlo, pero esta vez no estaba y desde entonces nunca apareció.

Ya era otoño otra vez, había pasado un año y yo seguía sin divisar su presencia.

Estaba paseando por los Jardines de Luxemburgo y de repente vi que una carta bailaba con el aire en lo alto de la nada. Me perseguía, hasta que cayó al suelo como si la propia gravedad le hubiera forzado a ello. La cogí, al abrirla tan solo una flecha dibujada ocupaba el papel. Me la quedé, no tenía dueño.

Después de cinco años decidí volverla a leer, pero en un instante esta resbaló de mis manos y cayó dada la vuelta. La cogí, ponía algo, “La Rue de L’amour”. ¡Mi rincón!, en seguida supe qué hacer, como si me llamara…

Aún recuerdo aquella tarde, de aquel día, en aquel lugar…

Ya habían pasado cinco años, tres meses y once días, desde entonces, jamás volví a cruzar esa calle. Hasta ahora, nunca habría creído que volvería. Diviso una sombra que se deja ver al principio de la penumbra, se acerca, le veo. No hablo, no habla, no nos hace falta, un abrazo lo explica todo.

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